Ahora
El tiempo escribe páginas sin descanso
en su búsqueda insaciable del presente,
que se doblan al ser leídas
y se tiñen de historia y de pasado.
Hay una ventana a la realidad
que permanece entreabierta,
sugiere conciencia permanente,
invita a mundos desconocidos;
pero solo deja paso
a la mirada inquieta,
a la mente sin nombre,
al corazón silencioso,
a la visión sin agenda.
Un muro de ritmos conocidos
y de ideas decoradas,
se niega a mostrar sus secretos
y emite mensajes razonables
que incitan a vivir mañana.
Ya no se puede dejar para luego,
ya no queda nada que perder,
las mil historias no dicen nada nuevo
y no queda eco para el miedo.
No hay suelo ni cielo protector
y no se escuchan sonidos celestiales,
no queda dulce compañía;
pero se acaba la soledad inventada,
se disipa la niebla de promesas de futuro,
corre la brisa transparente
y el espacio vacío enseña,
con su lección de sencillez,
a captar el sabor de la realidad eterna.
Cincuenta años
¿Qué es medio siglo?.
El tiempo juega cada día con la brisa,
promete paraísos,
alardea con palabras y discursos,
y se envuelve en cortinas de misterio.
Pero nada sabe de eternidad,
ni de sonrisas silenciosas,
no conoce el canto de la libertad,
ni el sabor de una cereza.
Invoco al sentido del tiempo,
y encuentro nubes de algodón,
laberintos ocultos,
cientos de senderos inciertos.
¿Dónde vive el tiempo?.
Cuando se inspira un instante,
se desvanece en nieblas sin forma,
en sueños transparentes,
que delatan una búsqueda imposible
Medio siglo es un sincero deseo de amor,
lluvia en la cara,
un gesto de amistad,
sol de mediodía,
disfrutar la esperanza,
tomates y cebollas del huerto dulce,
resistir la adversidad,
estrellas en la noche,
amar sin condición,
amar y amar, y siempre amar,
hasta desvelar el secreto del tiempo.
Impulsos de libertad
Mira el horizonte, y corre.
Con ritmo y paso firme,
no dejes de correr.
Descubre el espíritu de la gacela,
la esencia de la liebre,
la fuerza del atleta.
Convierte espacio y tiempo,
en magia y velocidad.
Cada instante de acción
esconde un punto invisible,
un hueco minúsculo e inadvertido,
sin aire y sin materia,
donde se parte el sonido,
se congela la vibración de la forma,
no hay razón para respirar.
Esa ventana de oportunidad
alinea el Ser con su templo,
se expresa el alma en tu cerebro,
poesía de existencia y verdad,
canción azul celeste,
caricias de luz de luna;
no hay motivos para hablar.
Luz
Luz.
Hija del Espíritu y la Materia.
Concebida en un “sin principio”.
Madre y Padre del día y de la noche.
Estás por todas partes y no puedo verte.
Tu cuerpo es transparente,
tu presencia es la mayor ausencia.
Dicen los libros que desciendes de un Sol,
que viajas por el espacio
hablando de los mundos que iluminaste,
transportando sus imágenes legendarias,
para desafiar el concepto del tiempo.
Eres el correo de la Vida,
protagonista de cada escena de la creación.
Explorar tu esencia es la búsqueda suprema.
Todos los misterios se encierran
en tu espacio en expansión.
Conciencia de infinito.
Sé que eres yo mismo.
Cuando acierte a conocerte,
sabré la respuesta a la eterna pregunta:
¿Quién eres Tú?, ¿Quién soy Yo?.
La copa del amor
Desde que conozco tu amor,
visto de bosque y de paisajes,
me alimento de ternura,
y bebo de tu copa
el vino mágico que nunca embriaga,
que convierte mi sentir en golondrina.
Vuelo con las alas de jugar,
se que el amor es calma,
simple travesura.
Veo el corazón de cada cosa,
el fuego dulce que todo invade.
Ya no busco deseos en la nada,
tus ojos me liberan de esa carga.
Eres la luz que disipa mis nubes,
huyen las dudas y los miedos,
y se llevan los días robados con vergüenza.
Tus besos me guían,
en el camino infinito,
en el eterno ahora,
donde el cierzo es brisa,
el tiempo se detiene,
y el silencio es sólo música.
La noche estrellada nos arropa,
para beber de nuevo
el vino mágico que nunca embriaga.
La llamada de la Vida
“vida” de espera,
que solo te agitas
cuando intuyes el dolor de tu muerte.
Ves cada día historias que terminan,
envejece tu cuerpo y tus recuerdos,
y hasta lloras por otros,
olvidando tu largo infierno,
en un alarde de interpretación y soberbia.
Falsas lágrimas de compasión,
expresión de la propia miseria.
Mil veces llama la Vida
a las puertas de tu mansión aburrida,
protegida de la suerte
con miedos de seguridad y rutina.
Cada vez que ignoras la llamada de tu encarnación,
desaparece otra célula de esperanza
en tu cuerpo herido,
abandonado a la pena triste,
negando una y otra vez
la alegría natural del recién nacido.
Lucha imposible y perdida
de tu enemigo interno inexistente,
para, solo, retrasar tu viaje a las estrellas.
Galopa caballo mío
(Para Mario a sus 6 años)
El viento dibuja
caballos volando
en las praderas del cielo.
La luna pinta
caballitos blancos
para tus más dulces sueños.
Tu corazón galopa
entre las grandes nubes
y por la orilla del río.
Galopa caballo mío,
galopa por cielo y tierra
aunque te quedes dormido.
Sueño de atardecer
Sueño de atardecer,
silencios de colores imposibles,
destellos del crepúsculo levantan su vuelo
para escapar de la belleza del ocaso.
Festival de incierta realidad,
presentes etéreos,
libres de deseos y de tiempos,
instante que nunca existirá.
Sueños que ansían despertar
a la búsqueda de lo eterno,
dulces anhelos sin destino,
promesas de cielos y estrellas.
Caminos dibujados sin soportes,
escenas rellenas de apariencia
que persiguen sucesos sin motivo
entre nubes y nieblas intocables.
Corazón en alerta,
sacudido por un temporal de intentos,
a la espera de la señal de despertar,
atento a descifrar la clave de la conciencia,
que se oculta entre líneas,
en espacios sin aliento,
en partituras sin corcheas,
entre luces y sombras.
Al caer el día del dudoso sueño,
en el atardecer abatido,
un potente latido proclama:
“Basta con perder la esperanza,
sin dejar nunca de amar”.
Eterno ahora
Detén el paso, viajero,
escucha las voces de tus mundos
y dime si son de nácar y azucena
si suenan a juncos y alamedas
o son sueños tejidos sin agujas
simples reflejos de presente inquieto.
En un hueco del destino,
remanso de paz robado al tiempo,
se han parado las olas de mi mente
otorgando el don de un nuevo ahora,
descansa el almacén de mi memoria
despiertan los sentidos invisibles,
surgen preguntas alocadas
para inciertos momentos sin certezas,
pero no importunare con lunas imposibles
con deseos de grandeza
o místicas llamaradas,
solo una sencilla y tierna mirada:
¿dónde se oculta el eterno ahora?.
En un suspiro de segundo, un átomo
abandona su posición en el espacio,
la realidad sorprendida se precipita
insensata
a otro cambio calculado de apariencias,
cruje la escena
entre las capas de cebolla
de un teatro construido sin cimientos,
destello de tiempo
que agrieta el paisaje simulado
disipa la ilusión
que mantiene alucinada a la conciencia,
se rompen las espirales infinitas
de viejas verdades inmutables
atormentadas
perdidas en las brumas
de falsas preguntas sin respuesta.
Hasta la ciencia se tambalea,
la velocidad rompe su pacto
con espacios y tiempos,
el viejo poema de Einstein
no habla ya de materia y energía
solo la luz baila al cuadrado de sí misma,
y entre los restos de tanta nada
emerge la tierra del presente y la sonrisa
entre luces y sombras silenciosas
dónde la vida respira sin permisos,
el viento no sopla mensajes,
susurra a la caña
y la convierte en flauta,
lanza sus notas al vacío
a inspirar secretas sinfonías
destinadas a surcar océanos celestes.
Aromas de corteza de naranja
en jardines del pensar dulce,
discursos de ruiseñor y cardelinas
tertulia de humildes gorriones,
atardecer de hierba cortada
dónde brilla el corazón que eligió amar.
En un mundo donde no existe el tiempo
no hay celda para culpa alguna
solo alivio al soltar la carga
de cientos de deseos no intentados.
La única verdad que eleva el vuelo
vive el aquí intenso
el ahora valiente
de los guerreros de este instante,
armados de motivos transparentes
y amores con sabor a eternidad.
Camino
Camino desfallecido entre la niebla a través de este inmenso páramo solitario. Un punto de claridad se disipa a solo unos pasos. Apenas puedo moverme, mis pies doloridos parecen arrastrar mil kilos de carga invisible. Llevo caminando más allá de lo que puedo recordar. He viajado por cientos de mundos, por frío y hielo, por calor y sequía, recorrido verdes prados y bosques infinitos, navegado por ríos y mares, surcando cordilleras sin fin. He conocido a todos los humanos, de todas las edades y razas, malvados y huraños, limpios y sabios. Por cada día de paz, he vivido ciento de traición y de agresión. He amado y he sido querido. Me han herido y asesinado, y yo a su vez he cometido crímenes sin nombre. La desidia fue compañera de buena parte del camino, voy marcado por innumerables cicatrices. Hace días que soy consciente del final de tan larga senda. Comenzó un día insulso, teniendo perdido el rumbo, lentamente, cuando la autocompasión llegó a aburrirme hasta el hastío. Aligeré la carga y descubrí que hace falta poca cosa para viajar. Desde entonces, aún estando tan cansado, el viaje se hizo más llevadero, incluso feliz en el esfuerzo. Desde entonces he sabido que seguía el sendero correcto, que curiosamente, se extiende en todas las direcciones.
Voy a dejar esta realidad multicolor una vez desmadejado el espejismo del sufrimiento y de la estúpida felicidad.
Escribo a las puertas de la liberación, en las últimas vidas, antes de fundir en el olvido a tanto dolor, para testimonio del viajero perdido, que reniega de la esperanza y se arroja a los brazos del oscuro, sin blandir el espíritu guerrero de esta querida humanidad.
Llevaré tu recuerdo amoroso a través del cosmos, envuelto en un destello.
Sol de invierno
¿ Qué palabra nacerá ?
de este corazón silencioso
al sol de invierno
en un día sin horarios
cuando la tierra intenta despertar.
Mente en calma
pero siempre alerta
a la amenaza invasora,
del observador aficionado
que pretende descubrir
el sentido de este instante.
El suave sol de invierno
esconde todas las respuestas,
hojas que solo se abren
al lenguaje dulce,
de letras ausentes,
ese idioma universal
que siembra pensamientos libres
en mi jardín de invierno.