Se transcribe a continuación el apartado 5.6.- La palabra, del libro “La Senda de la Alegría Interior”, disponible en esta Web, que es una buena introducción sobre este tema:
5.6.- La palabra
Tus palabras y tu lenguaje indican tu pensamiento. Se nos conoce por lo que hablamos, por la forma en que hablamos, por las cosas que decimos y por las que no decimos, y se nos juzga y valora por la calidad de nuestra conversación. Las palabras revelan el tipo de material mental y la energía con la que vibran al ser pronunciadas.
El lenguaje posibilita que el pensamiento se revista de una forma concreta capaz de ser descifrada e interpretada por los demás. Al hablar damos vida externa a un pensamiento que hasta entonces solo es conocido por nosotros. El lenguaje revela ideas e intenciones, y la energía que hace aflorar esta asociada al tipo de pensamiento que se transcribe en palabras. El correcto lenguaje crea formas con una definida y clara carga benéfica, mientras que el lenguaje incorrecto crea formas confusas y oscuras con contenidos dañinos.
Las palabras exigen una adecuada interpretación, pueden tanto inducir a error como ayudar. Tan importante es la correcta palabra al hablar como la correcta interpretación al tratar de comprenderla.
En la lectura de la palabra escrita, el esfuerzo dedicado a entender el texto y comprender su significado, para poder luego expresar esa comprensión en palabras, ayuda a manifestar la percepción intuitiva en el plano físico. En ello se basa el estudio, que esta destinado a comprender y no sólo a leer frases y palabras y acumular datos mas o menos ordenados en la memoria. Aunque la verdadera comprensión siempre opera través de la experiencia, escuchar o leer un lenguaje inspirador prepara para la experiencia, entrena en las actitudes mas evolutivas y crea recursos mentales que podrán ser utilizados en su momento.
Las palabras son de diversos tipos y según su condición producen distintos efectos.
Hay palabras vacías, dichas como por azar o capricho, y sus efectos no son duraderos; no aportan nada cuando son buenas o amables, y desgastan cuando son insulsas y revelan prejuicios o antipatías.
Las palabras egoístas, premeditadas, y pronunciadas con un fin definido, construyen un muro de separación entre nuestra personalidad y el alma y entre la personalidad y el resto del mundo. Derribar ese muro separador no es tarea fácil, exige constancia y perseverancia en el empleo de palabras altruistas y conciliadoras, a las que no se esta acostumbrado.
Las palabras de odio y rencor son las mas dañinas. Perjudican a la persona que las emite, y en cierta medida también a la que van dirigidas. Se propagan con facilidad causando emociones negativas muy contagiosas, que anulan cualquier impulso del alma de salir a la superficie. Son portadoras de malestar, producen un estado de prisión, y destruyen el contacto natural con el principio vida envenenando sus fuentes. Mantienen el espejismo y la ilusión, y cuando se pronuncian con la intención de herir, dañar y matar, se activa un efecto boomerang y vuelven a quien las ha emitido con la misma carga destructiva con que fueron lanzadas.
Las palabras cargadas de amor y esperanza tienen un efecto liberador inmediato, despiertan lo mejor de uno mismo y de los demás, son un reclamo para la atención del alma, y tienen la virtud de activar la alegría interior y la visión de lo bello de la vida.
Las palabras son cosas vivientes que poseen forma, alma y espíritu de vida. Tienen poder, sobre todo en el lenguaje hablado, y no deberían decirse de forma inconsciente y sin un sentido definido. Cuando se consigue comprender el significado del lenguaje, se aprende cómo hablar, cuándo hablar, qué se logra con hablar, y qué sucede cuando se habla; entonces se está muy cerca de conseguir los objetivos que se persiguen.
Para saber cuando se habla de mas hay que prestar atención a los mensajes internos que llegan a través de sensaciones de desarmonía y alteración del equilibrio, que nos informan de que es momento de callar. Saber cuando hablar es tan importante como saber cuando callar. También hay que intentar saber a quién se puede hablar de determinados temas. Muchas personas escuchan con un filtro de negatividad y desconfianza con el que analizan todo. Cuanta mas información les das, mas tema tienen para la crítica. A su vez, cuando el interlocutor escucha con el corazón, puedes hablar con libertad y sin inhibiciones.
Controlar la palabra en todo momento no es nada fácil. Control no es represión, ni reticencia al hablar, ni silencio. El empleo controlado de las palabras consiste en saber utilizarlas cuando se precisan y no jugar con ellas cuando no hay nada que decir; supone ser consciente del poder de la palabra hablada, y de la comprensión de proceso creativo que conlleva el manejo de la mente y su proyección en la movilización de sustancia física.
La palabra cuidada y manejada con amor nos acerca hacia nuestras posibilidades espirituales mas elevadas. La utilización de las palabras bien elegidas y habladas, y en su justa medida, reequilibra la energía, nos induce hacía un estado de armonía y tranquilidad, aumenta la percepción y la atención, y dirige la conciencia hacia el alma. La palabra tiene su tiempo y su espacio y dicha fuera de ellos es fuente de confusión y desarmonía. Conviene aprender a no perder tiempo y energía con quejas inútiles y demostraciones de dolor que en nada ayudan a resolver situaciones difíciles. Hay que ser valiente y usar la palabra cuando es necesario, a veces con fuerza, pero siempre con visión constructiva y amor impersonal. Se trata de saber cuándo hablar y cuándo guardar silencio, eliminando las referencias a sí mismo y los personalismos que estropean la mejor de las ideas.
Hay palabras con cierto contenido filosófico y de búsqueda interior, que van mas allá de la lógica lineal y estimulan la abstracción y el uso de la mente superior. Algunos conceptos no tienen la palabra imprescindible que los defina y describa, y al cerebro le cuesta intervenir en ese proceso, por lo que determinadas palabras solo se comprenden por la intuición. Siempre es aconsejable dedicar algún tiempo del día o de la semana a leer este tipo de palabras inspiradoras, que cada cual puede elegir en función de sus capacidades y de los temas que le atraen y desea explorar. Tratar de pensar y percibir en el nivel de conciencia mas elevado posible es un esfuerzo que ira dando sus mejores frutos a medio y largo plazo. Tal vez no se llegue a captar todo el pleno significado de las palabras, pero se desarrollará una tendencia a percibir y reaccionar ante impresiones y energías que nunca sospechamos que pudieran existir
El factor más poderoso para controlar la palabra es un corazón amoroso. Es muy fácil y tentador hablar y pensar como se hace a nuestro alrededor, y participar en habladurías y críticas mal intencionadas. La mejor forma de prevenir esta práctica nefasta es hablar desde el corazón, con limpieza y sentido de fraternidad, sin juzgar, valorando lo bueno que hay en todo ser humano.
Para hablar bien, hay que pensar bien. Para vivir con alegría interior hay que abrirse al lenguaje del amor.
Un pensamiento simiente es una combinación de palabras cargadas de energía que evocan una respuesta intuitiva y activan la capacidad de inspiración de la mente facilitando la comprensión y la vida con conciencia despierta.
Un sustantivo, una combinación de palabras, o una frase, son llaves que abren la puerta a un campo de ideas y a un tema de reflexión y meditación. Cada palabra tiene un contenido y evoca un determinado tipo de energía precursora de la forma que dicha palabra es capaz de crear. Algunas palabras específicas, o tal vez un versículo extraído de algún libro sagrado tienen el poder de llegar detrás de la forma de las palabras y alcanzar su verdadero significado.
La lectura espiritual es la capacidad de leer con los ojos del Alma, con la visión interna alerta para descubrir el contenido oculto de las formas y símbolos del lenguaje escrito de aquellos escritos inspirados con un alto contenido espiritual, al haber sido elaborados desde planos mas elevados que la limitada forma de expresión de la personalidad. Pero hoy día existe toda una invasión de supuestos escritos inspirados a los que se da una importancia y un misterio excepcional resaltando el nombre de sus creadores. Proceden de muy diferentes fuentes, y aunque muy a menudo utilizan expresiones de amorosa aspiración; no aportan nada nuevo, y repiten muchas afirmaciones y frases relacionadas con los escritos de los místicos o con las enseñanzas de diversas tradiciones, sacadas de contexto o reinterpretadas devaluando su verdadero contenido. En otras ocasiones encierran profecías sobre sucesos futuros de extrema dureza, con una peligrosa evocación de miedos y oscuras esperanzas.
¿Cómo es posible diferenciar los escritos inspirados de un verdadero conocedor, de esta invasión de literatura que inunda muchas mentes que buscan respuestas bien intencionadas en la actualidad?
Como indicadores que puedan facilitar un buena discriminación podemos tener presentes algunos aspectos: un escrito realmente inspirado evitará todo tipo de referencias personales y egocentrismo; emitirá una nota de amor y no contendrá nada que despierte odios y erija barreras nacionales o raciales, ni de sexo, casta o religión; no fomentará el odio ni el temor, ni contendrá críticas destructivas; facilitará la visión de hermandad con toda la humanidad; tratara de educar un buena actitud y buscara causas y principios, en lugar de efectos y generalidades; trasmitirá conocimiento definido a la escala que el perceptor sea capaz de comprender, y su autoridad residirá en la respuesta de la intuición, y no en el nombre del autor; tendrá una visión evolutiva y dejará una huella de paz y armonía al lector que le impulsará un poco más adelante en su largo camino evolutivo, con una carga renovada de esperanza en su corazón.
Un buen pensamiento simiente se basará en frases con efectos positivos que no lleven a la pasividad o estimulen la naturaleza síquica, y tendrá un contenido que estimule la autoestima, el respeto, y la desidentificación personal. Cada persona se inclinará por un tipo de pensamiento simiente en aquellas áreas para las que este mas capacitada, de carácter filosófico, ocultista, científico, poético, ect.; pero todas las mentes pueden ejercitarse en todas las áreas, aunque sean las de mayor resistencia. La capacidad de comprensión a menudo nos reserva gratas sorpresas.
La clave para ejercitar el pensamiento simiente radica en la búsqueda sincera de su compresión tratando de experimentarlos a medida que se pronuncian interna o externamente, intentando que formen parte de nuestro mundo cada vez que se recuerden, o que se evoque su contenido.
A modo sólo de ejemplo se recogen algunos pensamientos simiente que pueden resultar de interés:
“ Como un hombre piensa así es él.”
“Como un hombre piensa en su corazón así es él, porque el corazón custodia el poder de la imaginación”.
“ Allí donde el hombre piensa, allí esta él.”
“ La energía sigue al pensamiento.”
“ Piensa bien y acertarás.”
“La vida es una larga serie de oportunidades para tomar decisiones”.
“El éxito o el fracaso del esfuerzo está condicionado por lo que inconscientemente cree el hombre”.
“ Todo trabajo con móvil e intención correcta es espiritual”.
“Para el alma no hay luz ni oscuridad, sino únicamente existencia y amor”.
“El espíritu es materia en su mas elevado punto de expresión, y la materia es espíritu en el mas inferior”.
“Todo lo de verdadero valor espiritual es persistente, imperecedero, inmortal y eterno”.
“Toda sabiduría es conocimiento obtenido por la experiencia, y puesto en práctica por el amor”.
“La evolución es la historia de la evolución de la conciencia y no la historia de la evolución de la forma”.
“El servicio es el efecto espontáneo del contacto con el alma”.
“ El tiempo es la longitud de un pensamiento.”
“ El tiempo es sólo un estado mental.”
“ La libertad es un estado mental.”
“ Si te gusta el trabajo entiéndelo como un sustituto del tiempo.”
“El tiempo es un estado mental.
El tiempo es la longitud de un pensamiento. Sólo existe en el cerebro, cuando la conciencia se identifica con los sucesos.
Si el tiempo es cero desaparece el espacio.
Un momento es un fragmento del eterno ahora.
Pasado, presente y futuro son ramificaciones del ahora creados por la palabra.
La realidad es actividad cíclica, permanente inspiración y espiración del cosmos.
La poesía libera al lenguaje de la prisión del tiempo”.
Determinados pensamientos simiente, son afirmaciones o pronuncian oraciones, invocaciones y mantram, que contienen un poder definido cargado de conciencia y de propósito. Algunas propuestas de interés son:
“ Que la realidad rija todos mis pensamiento y la verdad predomine en mi vida.”
La Oración para la Nueva Era.
“Yo soy el Creador del Universo.
Yo soy el Padre y la Madre del Universo.
Todo vino de Mí.
Todo regresará a Mí.
Mente, Espíritu y Cuerpo, son Mis Templos,
Para que el Ser realice en ellos,
Mi Supremo Ser y Devenir.”
Mantram de Unificación.
Los hijos de los hombres son uno y yo soy uno con ellos.
Trato de amar y no odiar;
Trato de servir y no exigir Servicio;
Trato de curar y no de herir.
Que el dolor traiga la debida recompensa de luz y amor.
Que el alma controle la forma externa,
La vida y todos los acontecimientos,
Y traiga a la luz el Amor que subyace en todo cuanto
ocurre en ésta época.
Que venga la visión y la percepción interna.
Que el porvenir quede revelado.
Que la unión interna sea demostrada.
Que cesen las divisiones externas.
Que prevalezca el amor.
Que todos los hombres amen.