El cuerpo emocional es un conglomerado de fuerzas que penetran en la conciencia en forma de deseos, impulsos, anhelos, caprichos, determinaciones, incentivos y proyecciones. Esas fuerzas, cuando circulan sin control, se anclan en determinadas zonas del cuerpo sobre todo en pecho y abdomen, alterando la salud y funciones corporales automatizadas que deberían estar por debajo del nivel de conciencia y que no necesitan nuestra atención si no están enfermas.
La emoción es una fantasía, que cuando se expresa en aspectos negativos adquiere tintes muy reales. La depresión la forman un conjunto de emociones descontroladas cargadas de pesimismo y desesperación. El pesimismo es una injusta valoración de la cualidad humana, y la desesperación es una percepción errónea que no puede discernir la realidad de la ficción negativa.
La clave para reequilibrar el cuerpo emocional y salir de su área de confusión radica en liberarse del campo de influencia del deseo. Cuando dejas de tener deseos, todas las cargas de la vida desaparecen, se desvanece el temor, y se crea una corriente viva de fortaleza, valor, constancia y veracidad. Dejar de desear no es dejar de tener proyectos, inquietudes, o aspiraciones; es actuar con decisión sin apegarse a los resultados, aceptando el discurrir de la vida.
Como prácticas saludables para mantener limpio y claro el cuerpo emocional podemos trabajar con las siguientes:
- Practicar el desapego emocional a través de la desidentificación. Despersonaliza todo, deja de ser el centro de tu universo. Cualquier cosa que te haga olvidarte de ti mismo es una buena elección. En el caso de la depresión existe una sobresaturación de sí mismo y es de vital importancia redirigir la atención fuera del ámbito personal.
- Aquietar el cuerpo emocional en distintos momentos del día (previo a aquietar el cuerpo mental). Parar, aunque solo sea por unos minutos. Darse “respiros emocionales”, que ayudaran a imponer un nuevo ritmo de vida mas armonioso. Un respiro emocional puede ser cualquier cosa que rompa la inercia del agobio emocional; bien podría ser unas cuantas respiraciones profundas en las que al expirar se expulsa la tensión y al inspirar se llenan lo pulmones de aire limpio y sin viciar.
- Simplificar la vida en sus necesidades materiales. Cuanto mas apego a la materia, mas deseo, y mas sustancia para que se apeguen emociones negativas.
- Aligerar las cargas en las relaciones afectivas.
- Vigilar los deseos, móviles y anhelos: resaltar los de orden superior, inhibir los de orden inferior. El deseo se supera eliminándolo conscientemente, pero en esa acción se suele ocultar un nuevo deseo, por eso mejor que matar el deseo es reorientar el deseo.
- Observar el temor implícito en cada emoción. Descubrir la relación entre deseo y temor, y entre desapego y liberación del temor. Echarle valor, atreverse a mirar al miedo de cara para darse cuenta de su inconsistencia.
- Dejar de preocuparse indebidamente. Confiar en un presente y futuro libre y magnífico. Dejar de construir formas mentales con contenido emocional negativo. Dejar que las formas mentales se consuman solas al dejar de prestarlas atención.
El destino evolutivo del cuerpo emocional es conseguir ser reflector de las impresiones de nivel intuitivo: quieto, sereno, imperturbable, tranquilo, en reposo, limpio y claro: llegar a ser el canal por el que se exprese el amor del alma.